QUART-HADAST

Los carthagineses desembarcan por el sur de la península Ibérica, tras su retirada de Sicilia, con el proyecto de fundar nuevos enclaves comerciales para la continuidad de su tráfico marítimo en el Mediterráneo Occidental y de construir una gran base de apoyo militar para el enfrentamiento contra Roma.

La progresión de sus conquistas se dirige hacia el territorio surestino, frontero con la península Itálica, estratégicamente situada sobre la ruta de las naves mercantes, con adecuadas condiciones de abrigo para su gran flota de guerra óptimas posibilidades de defensa por tierra y mar.

Quart-Hadast, se convirtió en definitiva base marítimo-terrestre púnica en el Sureste ibérico. Finalmente, los carthagineses decidieron instalar su base militar en una pequeña península situada en el fondo de la bahía de Mastia, de fácil defensa por sus escarpadas costas y bien protegida además por cinco cerros que, unidos mediante sólidos lienzos de muralla, cerraron el recinto fortificado.

Los carthagineses no se vieron obligados a construir aquí un gran puerto militar, ya que en dicha bahía existían una serie de fondeaderos interiores que suplían con ventaja sus características dársenas artificiales. Por otra parte, la bahía era antigua punto de recalada del tráfico marítimo fenicio.

Carthago. La Quart-Hadast norteafricanaCartagena. La Quart-Hadast ibérica.

Asdrúbal, impone a la nueva urbe carthaginesa el mismo nombre que sus antecesores de Chipre y África, Quart-Hadast, es decir, Nueva Ciudad. Los griegos y los romanos la llamaron Nea Karchedon y Carthago Nova, respectivamente. Esta designación entrañaba indudablemente un claro objetivo político-militar: la consolidación de los límites del dominio carthaginés en la costa mediterránea ibérica, con vistas a una posterior progresión hacia el norte.

Pese a que esta fundación se hiciese por motivos políticos-militares, la Cartagena púnica no dejó de ser un típico establecimiento fenicio. Son claras sus riquezas naturales y estratégica situación, pero no debemos olvidar su puerto. Es considerado por muchos historiadores como de famosa Historia Universal.

A este respecto, nos dice Polibio, que Cartagena (antigua Quart-Hadast), se encuentra "en el promedio de la costa de Hispania opuesta al viento de África en un golfo que, introduciéndose tierra adentro por espacio de veinte estadios, sólo tiene diez de anchura en la entrada; por esta causa todo él tiene forma de puerto". No conocemos la longitud aplicada para el estadio por Polibio. Estrabón fija la distancia entre Escombreras y Cartagena en 24 estadios, equivalente para Schulten a 4,4 Km, distancia que hemos de estimar correcta ya que actualmente existen 1.380 m entre dicho islote y el pie de la Muralla del Mar. Ello supondría una longitud para el estadio de 183.3 m muy aproximada a los 184 que viene aplicándosele generalmente. Los ejes de profundidad y anchura de entrada a la bahía no encajan con tal aproximación. Los diez estadios supondrían una longitud para esta unidad de 179m.

Continúa la narración diciendo que "a la misma embocadura está situada una isla que por uno y otro lado deja libre sólo un pasaje estrecho para la entrada. En esta isla vienen a estrellarse las olas del mar, de lo cual resulta que todo el golfo está siempre tranquilo, a menos que soplen por una y otra boca los vientos de África y alteren las olas. Con todos los demás vientos el puerto está siempre tranquilo, por estar rodeado del continente".

Mapa dáserna de Quart-Hadast

Nicolás de Montanaro hace especial mención a la isla de Escombreras, manifestando que el "islote que se mira frente de la boca del puerto de Cartagena, llamaron los antiguos de Hércules, porque en él se colocaría alguna estatua de esta supuesta deidad, o porque dicho islote (aludiendo a una de las mitológicas hazañas del héroe), despedaza y quiebra entre sus brazos las furiosas y serpentinas olas que por aquella parte pudieran inquietar al puerto".

Isla de Escombreras

Prosigue Polibio en su descripción de la bahía de Cartagena diciendo que "desde el fondo del golfo se va elevando una montaña a manera de península, sobre la cual está fundada la ciudad, limitada al oriente y al mediodía por el mar, y al occidente por un estero que aún toca algún tanto con el septentrión, de manera que el restante espacio que hay desde el estero al mar y une la ciudad con el continente no tiene más que dos estadios".

La magistral definición de la bahía que acabamos de exponer no está en la misma línea de acierto en lo que a orientación se refiere. Sus errores fueron advertidos ya en tiempos antiguos, así Schulten afirma que el norte de Polibio es noreste y el este, suroeste.

La metamorfosis experimentada por el seno o dársena interior del noroeste, conocida hasta la actualidad como mar del Mandarache, puede seguirse sistemáticamente a través de los planos levantados con motivo de los numerosos proyectos para fortificación de esta zona y construcción del Arsenal militar.

Se cree la existencia en la costa del Mandarache de un poblado prepúnico, posiblemente mastieno, en las estribaciones del Atalaya. Tal enclave, eminentemente abierto hasta entonces al tráfico comercial, disponía en este seno de una superficie de agua superior a la de los puertos fenicios, pero precisaba para su defensa de estratégicos puntos de apoyo en las zonas escarpadas de su entorno. Fue elegida la rocosa península situada en la otra orilla de esta ensenada, cercada por cinco abruptas colinas y un valle interior, para construir la nueva urbe carthaginesa, que ya contaba con una reducida población autóctona.

La Quart-Hadast ibérica disponía además de otros fondeaderos o ensenadas en su gran bahía, sin necesidad de efectuar complicadas obras portuarias, como los de Escombreras a la entrada, próxima a la isla del mismo nombre, y en la costa de levante, Batel y Santa Lucía.

La tradición fenicio-púnica de construir un puerto militar o cothon utilizando una laguna encajada en el litoral o realizándolo artificialmente mediante la oportuna excavación, perduró hasta el siglo XVIII, según puede comprobarse en sucesivos proyectos de los ingenieros militares que trataron de situar el Arsenal y fondeadero militar, es decir, el antiguo cothon, en la laguna de El Almarjal.

No obstante, la existencia del puerto natural de Cartagena, no excluye la posibilidad de que los ingenieros carthagineses lo perfeccionaran con obras e instalaciones portuarias siguiendo las tradicionales técnicas fenicio-púnicas.

Enrique Manera, en su comunicación al II Congreso Arqueológico del Sureste Español, considera como probable ubicación de la zona comercial la línea de costa interior que se extendía por la actual calle Mayor. Sitúa los astilleros en el emplazamiento del antiguo Cuartel del Rey. Estas instalaciones pudieron extenderse por la rambla de Santa Florentina y golas del Mandarache.

Los aportes sólidos de la rambla de Benipila redujeron progresivamente la superficie de agua del Mandarache. En esta zona se trazó la caja de la actual dársena del Arsenal, excavada en su mayor parte en tierra firme. El llamado Arsenal, se extendía a partir del promontorio donde está situado el Gobierno Militar, extendiéndose la playa por la calle Mayor y Puertas de Murcia, hasta las estribaciones del Ars Hasdrubalis, hoy Molinete. Fue esta zona, de gran importancia urbana y comercial.


EL ALMARJAL

Lo que hoy se conoce como El Almarjal fue una laguna litoral cuyo carácter marino fue disminuyendo de acuerdo con la progresiva bajada de nivel postflandriense. En esta ocasión, no se trataba de una simple barra arenosa que a modo de cierre aislaba del mar una laguna, sino que el umbral de separación está constituido por unos relieves estructurales a modo de península que separaba casi por completo el fondo de la bahía del resto de la misma.

Según Polibio, "el estero inmediato al mar se comunica con éste por medio de una obra (debe referirse a un canal) que se ha hecho para comodidad de las gentes de la playa, y sobre la faja de tierra que separa al uno del otro se ha fabricado un puente para transportar por él, en bestias y carros, lo necesario desde la campaña".

El flujo mediterráneo que alimentaba la laguna, fue decreciendo en razón inversa al referido proceso de colmatación, originado por las arenas, arcillas y limos aportados en las grandes avenidas. Como consecuencia de esto, este fondo pasó a convertirse en una laguna llenada por diversos cauces, de los que los procedentes de la parte oriental (las ramblas del Hondón y Media Legua) y occidental (la rambla de Benipila) eran los más importantes. Debido a sus características morfológicas, el sector inundado sólo podía desaguar al mar por su parte occidental, la menos profunda, y la superficie encharcada aumentaba o disminuía de acuerdo con la importancia estacional de las lluvias. A pesar de todo, el nivel del estero debió subir en relación con el del mar, favorecido quizás por la posible modificación del perfil de la costa en fase de regresión.

Plano del Almarjal

El depósito de materiales gruesos (arenas, arcillas y limos) en la boca de entrada a la laguna contribuyó a su estrechamiento y posterior cierre, haciendo precisa la obra o construcción de un canal de comunicación.

La final desecación de la laguna debe atribuirse, además de los motivos ya considerados, a la intensa evaporación, al desvío de la rambla de Benipila hacia la Algameca y a la construcción de la Alameda de San Antón, que actuó de dique de contención de las aguas de esta rambla, ensanchando el acceso de la población al campo. La progresiva acumulación de materiales y escombros para rellenos y cimentaciones de las construcciones impuestas por la expansión del centro urbano hacia el Almarjal completaron su total desecación.

El Almarjal se extendía por la actual calle de Santa Florentina, calle San Fernando, junto a las vertientes de El Molinete. Continuaba el estero por el cerro de San José (Aletes) hasta alcanzar el istmo de la actual plaza de Bastarreche. Fernández de Villamarzo, hace llegar la orilla oriental de la laguna hasta la cota de diez metros, a partir del Cabezo de los Moros, considerando sumergidas las zonas del menor del Hondón. La laguna llegaba también hasta la calle Ramón y Cajal y la alameda de San Antón.