AMÍLCAR BARCA

Tras la pacificación de Carthago y abortadas las revueltas de los mercenarios, los carthagineses enviaron un ejército a la península al mando de Amílcar, consiguiendo restablecer las posesiones que tenían permaneciendo en España desde el 237 al 230 a. C. y sometiendo a muchos pueblos ibéricos y tartesios, unos por la fuerza y otros mediante negociaciones.

Amilcar Barca

No es banal la cuestión de si Amílcar fue enviado por el Senado carthaginés mandando el ejército o si llegó contra la voluntad de los senadores, que recelaban del poder alcanzado por la poderosa familia de los Barca, imitadores de la conducta de los generales monarcas, los basileos helenísticos. Dio Casio asegura que los romanos intervinieron en la península en el 231 para saber los propósitos de los carthagineses, a lo que Amílcar contestó que se habían visto obligados a ocupar Hispania para obtener medios económicos para pagar la deuda de guerra con Roma. Barca, que significaba rayo, había yugulado la rebelión de los mercenarios y obtenido el gobierno de Libia y de las costas ibéricas.

Desembarcó Amílcar en Cádiz, que era ciudad púnica, y venció a guerreros de nombre celtíbero como Indortes, a quien crucificó y mandó sacar los ojos. Según Polibio, durante su estancia en España, sometió a Carthago numerosas tribus iberas, sea guerreando o con diplomacia, encontrando al cabo un final digno de sus proezas.

Fundó una ciudad llamada Akra Leuka, tradicionalmente situada en Alicante, aunque otros, le llevan mucho más al este, hasta cerca de Cástulo. Existen dudas respecto de las circunstancias y lugar de la muerte de Amílcar; los textos dicen que el general carthaginés sitió una ciudad llamada Helice o Belice, que el rey Orisson socorrió la ciudad obligándole a levantar el sitio y perseguido, penetró en un río a caballo, siendo derribada la cabalgadura por la corriente y muriendo ahogado. Otros dicen que descubierta una conjura de reyezuelos iberos, en la lucha éstos apelaron a una estratagema incendiando carros con paja tirados por bueyes que, enloquecidos, sembraron el pánico en el campo carthaginés, muriendo muchos soldados y entre ellos su general. Helice o Helike se identificaba con Elche y la población de La Alcudia, y el río sería el Vinalopó, que nunca ha debido llevar agua como para desmontar a un jinete.


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