A parte
de la desaparición de Carthago, fueron considerables: despoblación
de Roma y de Italia; devastación de tierras; constitución de amplios
latifundia por la nobilitas, que compró a bajo precio las tierras de
los pequeños propietarios o alquiló las del ager publicus; enriquecimiento
de los equites; aumento (por ruina de los propietarios) y empobrecimiento de
la plebe urbana; alteración de la democracia romana por el fortalecimiento
de la autoridad del senado, por las distorsiones realizadas en el cursus honorum
y por el prestigio excepcional que la guerra concedía a los generales
victoriosos; orientalización de las costumbres, de la religión
y de la política, pues Roma, dueña del Mediterráneo occidental,
se dejó arrastrar a una expansión indefinida hacia oriente por
los senatoriales y por los équites.
Envíanos
un mail
Asoc. Cultural Mastienos, Cartagena. 1999-2002