LA II GUERRA PÚNICA

La II Guerra Púnica, se desarrolló entre el 218 y el 201 a. C. Una vez declarada la guerra, Aníbal decidió pasar a Italia. Dejó el mando de la península a su hermano Asdrúbal y en la primavera del 218 pasó los Pirineos con un ejército de iberos y de númidas y unos 37 elefantes, después de someter a los ilergetes y a los bargusios.

Tras cruzar el Ródano en balsas, atravesó los Alpes, empresa que duró quince días y en la que perdió casi la mitad de sus fuerzas. No obstante, obtuvo dos importantes victorias, Tesino y Trebia, sobre los cónsules Publio Cornelio Escipión y Tiberio Sempronio, que le valieron el apoyo de los galos.

Por su parte, Roma decidió llevar la contraofensiva a África y a la Península simultáneamente. Mandó un ejército a Hispania al mando de Cneo Escipión, que desembarcó en Emporion en agosto en el 218. El primer choque entre romanos y carthagineses se produjo cerca de Cissa o Cesse (Tarraco), que fue ocupada por los romanos.

Pero hasta la llegada de Publio Escipión en el 217, no hubo grandes avances. En el 215, los romanos pasaron el Ebro, derrotaron a Asdrúbal y poco después, tomaron Sagunto. Al año siguiente, aprovechando la marcha de Asdrúbal a África para luchar contra Sífax, rey númida de los masesilios, Escipión avanzó hacia la Bética; pero el jefe carthaginés regresó en el 212 y sus generales Gisgón y Magón, ayudados por las tropas del Ilergete Indíbil y los númidas de Masinisa, derrotaron y dieron muerte a Publio en el 212 o 211 cerca de Cástulo. Cneo murió en el 211 en lucha contra los carthagineses en Llorci (Lorca). Entonces, Tito Fonteyo, que con Lucio Marcio ostentó el mando del ejército, tuvo que retirar las legiones romanas al otro lado del Ebro y los carthagineses recuperaron gran parte de lo que había conquistado Roma en estos años de lucha.

Pronto llegaron refuerzos a la Península, en el verano del 211, al mando de C. Claudio Nerón. Este fue sustituido posteriormente por Publio Cornelio Escipión, elegido procónsul de Hispania en el otoño del 210, que llegó a reunir alrededor de 35.000 hombres.

Los carthagineses habían dividido sus fuerzas en tres ejércitos, dirigidos por Asdrúbal Barca, Asdrúbal Giscón y Magón. El primero de ellos, llamado por Aníbal, se preparó para pasar a Italia en el 209. Escipión, encargado de evitarlo, atacó Quart-Hadast, que se rindió en la primavera del 209, derrotó a Asdrúbal cerca de Baecula (Bailén) en el 209 o 208 y pactó con los caudillos iberos aliados de Carthago. Tras rehacer sus fuerzas, Asdrúbal logró pasar a Italia en la primavera del 208. Mientras tanto, Aníbal había realizado un rápido avance.

Después de vencer al cónsul Flaminio en el lago Trasimeno en la primavera del 217, pasó al Pecenum y a Apulia e intentó obtener la ayuda de Filipo V de Macedonia. El dictador Fabio Máximo Cunctator le perseguía sin presentar batalla. Pero la impaciencia del senado y del nuevo cónsul, Varrón, permitió a Aníbal aplastar a los romanos en Cannas en el 216, victoria que provocó la descomposición de la confederación romana: varios pueblos se aliaron a Aníbal (216-212), que negoció con Filipo V y recibió el apoyo de Hierónimo de Siracusa (215-214). Pero el jefe carthaginés se hallaba en una difícil situación, bloqueado en el sur de Italia, sin refuerzos y sin poder obtener la ayuda de Filipo V, al que Roma impidió intervenir suscitándole dificultades en Iliria (primera guerra de Macedonia). De esta forma, no pudo impedir que los romanos tomaran Capua en el 211.

En Sicilia, M. Claudio Marcelo se apoderó de Siracusa en el 211, a pesar de las máquinas de guerra de Arquímedes, y en Hispania, Publio Cornelio Escipión tomó Quart-Hadast. En el 209.

Por otra parte, en el 209, acabada la guerra en Sicilia, el ejército romano pasó a Brundisium, y Aníbal quedó colocado entre dos frentes. Su única esperanza, los refuerzos de Asdrúbal, se perdió al ser éste derrotado y muerto en Metauro por el cónsul C. Claudio Nerón en el verano del 207. Entonces, se retiró al Bruttium y se mantuvo en Crotona viendo como los romanos volvían a tomar posesión del país y se hacían con Hispania.

Situación territorial en la II Guerra Púnica

En efecto, desde comienzos del 208, casi todo el este de la Península estaba en poder de Escipión, que pronto se hizo con Celtiberia y la Bética. En el 207 o 206, tras la batalla de Ilipa (Alcalá del Río), Hispania pasaba a depender de Roma (Carthago solo conservaba Gadir, que cayó en el otoño de 206). En el 204, Escipión trasladó la guerra a África. Se atrajo a Masinisa y venció e hizo prisionero a su antiguo aliado Sífax, que se había pasado a los carthagineses. De esta forma, Carthago se vio obligada a llamar a Magón (hermano de Aníbal, que se mantenía en Liguria) y a Aníbal. Tras vencer a este último en Zama en octubre del 202, Escipión logró imponer la paz: Carthago cedía Hispania, entregaba sus elefantes y su flota (excepto 10 naves), se obligaba a pagar 10.000 talentos en cincuenta años, a no emprender ninguna guerra sin el consentimiento de Roma, a evacuar el territorio africano al oeste de las fosas púnicas que separaban los territorios númida y carthaginés, y a no reclutar mercenarios en Galia ni en Liguria (201). Carthago desaparecía como potencia y Roma, dueña de Hispania y de África, pasaba a dominar el Mediterráneo occidental.

En el 195 exigió la destitución de Aníbal, que como sufeta intentaba modificar la estructura social de Carthago, pero éste huyó a Oriente.


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