CULTOS FENICIO-PÚNICOS EN QUART-HADAST

Esmún, el Salvador: de las cinco colinas de Cartagena, en la situada a oriente de la ciudad, la mayor, está edificado el templo de Esculapio.

Esculapio, el dios griego de las artes médicas, era mucho más que un patrono del gremio. Su prehistoria y su historia nos lo presentan como un genio taumaturgo y curador, asociado a la serpiente, su animal emblemático, y a las fuentes, y apreciado también por su función ocular. Su popularidad le llevó a reabsorver e integrar a la figura de Apolo, en parte como su progenitor y en parte en fecunda simbiosis de funciones y culto, todo lo cual, lejos de desdibujarlo, no hizo sino relanzar su fuerza vital.

Este curador universal perfiló decididamente sus cualidades divinas desde el siglo VI a. C. cubriendo enseguida el Mediterráneo de sucursales culturales. Llegó a Roma oficialmente el 293 a. C., reclamado por las sibilas, y se identificó con Egipto con Serapis y el dios médico de Menfis, Imuthes-Imhotep. Su mayor carrera, la hizo sin embargo, como la máscara helénica de un dios semita de funciones análogas: Esmún.

La fusión de Asklepio (Esculapio) y el fenicio Esmún, se llevó a cabo en las fraguas teológicas de Beirut y Sidón, y sobre todo de la púnica Carthago. Con el tiempo, Esculapio acabaría siendo llamado "el salvador del mundo". El culto fue relanzado desde Carthago, donde Esmún tuvo un templo en Byrsa en el que solía reunir al Senado en tiempos de crisis.

Busto de Asklepio (Esculapio)

Esmún fue un dios terapeuta y taumaturgo. Esmún es una divinidad cuyas raíces habría que buscarlas entre las figuras del culto a los muertos ilustres, genios benéficos y héroes taumaturgos bien atestiguados en las viejas literaturas ugaríticas del II milenio a. C.

Su nombre podía unirse al de Melqart y al de Astarte, formando con ellos una especie de simbiosis o divinidad bifacial. Lo cierto es que en Filadelfia, la actual capital jordana Ammán, se le asoció a Melqart (Hércules) y a Astarte (Asteria-Astronóe) en una tríada, en la que Esmún representaba la función salvífica y terapéutica.

El templo de Esmún en Cartagena es testigo de su culto en Iberia, que debió gozar de la misma acogida que en el resto del mundo púnico.

Kusor, el Sabio: de las tres colinas al norte de Cartagena, la más oriental, se llama la colina de Vulcano (Hephaístou). La veneración del dios griego Hephaistos (el latino Vulcano) en la Iberia púnica podría estar documentada por series monetales de Málaga, pero es muy poco lo que se puede decir sobre este culto en la Cartagena bárquida y durante la subsiguiente época romana. Es evidente, que bajo la máscara clásica de Hephaistos-Vulcano, se escondía en círculos púnicos la figura que llaman Chousor: dios inventor del hierro y las herrerías, entendido en oráculos y conjuros, creador del anzuelo y del sedal y primero en hacerse a la mar.

En realidad, su auténtico nombre púnico era Kusor, que significa reparar, componer, tener éxito. Pero poco es lo que se sabe de este dios. En Ugarit y sus mitos, el dios es orfebre, herrero y arquitecto a la vez: él forja las armas del dios Baal, el arco compuesto y tan envidiado del héroe Aqht y las joyas de las diosas Atirat y Asnat, y quien levanta con metales preciosos los palacios de los dioses Yammu y Baal. Su nombre, suele ir acompañado de un epíteto: el inteligente, el agudo.

Desde una época muy temprana, en el proceso de formación del mito Kusor, se estableció una relación entre él y el dios artista egipcio Ptah. Se afirmaba que su estatua tenía forma de enana. De ahí que todos los navíos fenicios, concretamente las trirremes, llevaran en sus proas una protuberancia en forma de enano que llamaban, apoyándose en el nombre Ptah egipcio, "pataikos", y que servían para abrir. Tenían la forma y poder de Kusor, el primer marino y mascarón armado de la flota. Él era el patrón y primer armador. Su culto debió ser importante en Cartagena, centro de la industria naviera y bélica de la Iberia púnica. La capital bárquida era así heredera de las mejores tradiciones cananeas del II milenio a. C.

Baal, el Señor: otra de las colinas de Cartagena, es la de Aletes, del que dicen que recibió honores divinos por haber descubierto las minas de plata. No hay claridad alguna sobre al personalidad de Aletes. Su nombre griego significa: vagabundo. El Aletes de Cartagena, es la versión helénica de un ´bdlt, Siervo del Todopoderoso, que aparece en el púnico de El Hofra.

De más peso es la referencia a Kronos ya su colina en la Cartagena bárquida. Con toda seguridad, puede afirmarse que bajo la máscara de Kronos, o Saturno, se escondía la figura y la función de una deidad púnica, Baal. Como es normal en estos casos, la tradición del lugar del culto sobrevive al cambio político, mudando solamente la denominación.

La pervivencia del templo púnico en cuestión, se vio favorecida por el carácter sincretista y fuertemente semitizado del Saturno romano. De hecho, el culto a Saturno aparecía ya en las fuentes romanas muy mezclado con el del griego Kronos. La figura del Saturno itálico primigenio, genio ctónico y pastoril, terminó por ser absorbida por la personalidad del Kronos griego.

El culto de Saturno en las provincias romanas norteafricanas, no es casual. El profundo arraigo en esta zona se debe a que bajo el rostro del Saturno latino pulsa la personalidad del Kronos fenicio-púnico, es decir del dios Baal. Por tanto, nos estamos refiriendo a Baal, cada vez que mencionamos al dios Kronos. Cartagena se integraba netamente en el universo religioso púnico irradiado desde Carthago, su madre africana. La advocación más importante del Baal púnico era la de Baal Hammón, sobre todo en Carthago. El elemento Hammón, alude probablemente a los altares y quemadores de incienso (llamados en hebreo hammán o háman) empleados en su culto, como demuestran las representaciones de ofrendas de incienso que se encuentran representadas en ellas.

Escultura de Baal-Hammón

La función de Baal, desde los textos ugaríticos del II milenio a. C. es la de dios de la vegetación, de la fecundidad y de los fenómenos atmosféricos. Su culto es de una perfecta continuidad desde Cilicia y Mesopotamia hasta los confines occidentales del Mediterráneo Cerdeña, Cabo de Palos, Cartagena y su colina de Kronos y Cádiz, donde Baal poseía también un templo.

Junto con Melqart-Hércules, es Baal-Kronos la divinidad masculina principal del mundo púnico. En Ugarit, en la costa siria del II milenio a. C. se lo representaba con tiara de cuernos y empuñando una maza en la derecha y la lanza del rayo en la izquierda.

Como vemos, la cultura púnica nunca fue monolítica, y menos en los tres últimos siglos anteriores a la era cristiana bajo el influjo helenístico. La atmósfera púnica de Cartagena es pluralista, sincretista, un hervidero de ideas y cultos mediterráneos a la sombra del imperialismo bárquida primero y de Roma después.


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Asoc. Cultural Mastienos, Cartagena. 1999-2002